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Vía “Galletas (315 m, 6b - V+/A0 Oblig)” al Mallo Firé.

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Domingo 28 de Septiembre de 2014.
Ayer llegamos de Álava tras una breve visita a la escuela de Egino. Entre otras muchas cosas que tenemos pendientes en esta escuela, se encuentra ésta vía del Firé. 

La “Galletas” fue abierta por Alberto Rabadá y Rafael Montaneren el año 1959. Es una vía que tiene todo lo que uno puede escalar en Riglos: panzas, desplomes, chimenea…y que asciende en diez largos a uno de los cinco grandes mallos de Riglos (FirÉ, Pisón, Cuchillo, Frechín y Visera) sin grandes dificultades.
El Firé:
Croquis de la vía deLuichy:
Al estar separado de los demás, hace que la gente le preste menos atención. Puedes ver el resto de sectores atestados de gente y el  Firé sin cordadas. Posiblemente esto se deba a que a pesar tener alguna vía asequible como la “Galletas”, el equipamiento no sea tan generoso como en otros mallos al igual que la exposición de algunos de los largos, especialmente los cuatro últimos que discurren por la marcada chimenea.
Nos metemos de mañana. Abajo a pie de vía es inevitable que ciertos pensamientos ronden por mi cabeza. Como en otras muchas escaladas, ésta también me impone cierto respeto y por ello evalúo si no será algo que nos quede grande todavía.
Hay factores que siempre me gusta tener presentes en todas las escaladas, como son la longitud de la vía, la dificultad, la exposición, la retirada ante cualquier imprevisto…para poder acometerla con ciertas garantías, pero sobre todo me gusta ser realista sabiendo si estamos o no a la altura.
Intercambio algunas palabras sobre la vía con Laura mientras me encordo, tampoco muchas porque en los momentos previos a escalar una vía que al menos para mí supone un buen reto, me gusta estar concentrado y dedicarme estos pocos minutos para tener cierto dialogo interior, una especie de ritual que me sirve para centrarme.  Ella lo sabe y por eso tampoco insiste mucho en darme conversación.
Momentos previos, instantes "para uno":
Mientras me estoy calzando los gatos, miro la entrada al primer largo. La primera chapa algo alta, la segunda algo más arriba…
Al terminar le echo un ojo al resto de la vía que queda visible desde aquí abajo. Mojo algo de magnesio, mi compañera ya me tiene pasado por el ATC y despego del suelo. Las primeras sensaciones es que no me siento bien, no termino de “conectar”.
La última vez fue que escalamos en Riglos fue hace bastante tiempo y cuesta acostumbrarse. A pesar de escalar suelto, sigo amilanado, como falto de energía y ganas... Es el “FIRÉ” y sin saber por qué me pesa mucho en la cabeza. Intento animarme pero no me noto bien. "...Si este es uno de los largos más fáciles de la vía, no quiero ni pensar cómo llevaré el resto...", me digo a mi mismo.
Chapo la segunda y en vez de tirar a la izquierda para llegar a la primera reu, dudo y me voy por otra veo a la derecha. Llego sudando como un pollo, y es que el sol pega bien en esta pared por la mañana. Dudas, muchas dudas rondan por mi cabeza.
Finalmente y tras dialogar con Laura, me bajo como se suele decir “con el rabo entre las patas”. Es la segunda vez que me bajo de una vía.
La primera vez fue en la “Desidia”, en Leyva al sufrir un episodio parecido al de hoy.
La sensación con las que te quedas no es muy agradable. Es uno de esos días que te replanteas dejar esto un tiempo, dedicarte a otras cosas y retomar la escalada con más ganas.
Laura proponer irnos a otro mallo como el Colorao, Cored, etc, pero sinceramente no me siento con ganas, sigo cabizbajo y cabreado conmigo mismo, hasta tengo un punto de culpabilidad por haber perdido la mañana.
Las malas sensaciones antes de comenzar acaban en una especie de frustración a medida que pasa el día.
Buscas una excusa para “quitarte el marrón” e intentar justificarte, pero siendo sincero con uno mismo sabes que realmente no es así, y que por otros motivos tenemos días buenos y no tan buenos. Si te toca uno de los segundos, posiblemente no estés a la altura de lo que te haga falta dar ese día.
Dicen que una retirada a tiempo es una victoria y ya puestos a hacer una vía de este tipo, mejor estar en condiciones de hacerla en otro momento y disfrutarla, que al fin  y al cabo es de lo que se trata. No hay que demostrar nada a nadie.
A veces estamos tan ciegos que es nuestro compañero de cordada el que tiene que hacérnoslo ver, para dejar esa frustración a un lado e intentar ser más razonable y positivo con uno mismo.

Dejamos pasar las horas… comemos tranquilamente… Laura con buen criterio, opina de meternos por la tarde que la pared está en sombra y si no lo vemos claro de nuevo bajarnos. Llegar hasta donde lleguemos. De los largos previos a la chimenea, se puede bajar uno de forma relativamente fácil.
Decidido, regresamos de nuevo. Son casi las 15.45 horas cuando salimos hacia el Firé de nuevo. A la altura del  Puro vemos que le da la sombra a toda la vía a excepción de los dos primeros largos a los que el sol ya toca de perfil.

Miro el reloj y son las 16:30, quizá algo tarde pero estoy seguro de que acabaremos la vía de día.
De nuevo el ritual de conversación interior antes de empezar. Llego a la conclusión de escalar sin pensar realmente donde estoy. Simplemente escalar y dejarme llevar.
Curiosamente tengo una extraña sensación ahora, es como si se tratase de otro día diferente, como si lo de esta mañana quedara muy lejos en el tiempo…
Despego del suelo, paso el segundo parabolt del primer largo. Alcanzo ahora sí la primera reunión la cual me salto para continuar por la travesía descendente por donde discurre el segundo largo. Soy otro.
Laura deshaciendo la travesía descendente del L2:
Nos juntamos Laura y yo en la R2. Sigo escalando el siguiente largo como un autómata, disfrutando del ambiente a pesar de haber aumentado la dificultad de la vía, de sentirme afortunado por poder estar hoy aquí con Laura, de escalar este pedazo de mallo con ella y de estar peleándome con una vía que tengo ganas de hacer desde hace mucho tiempo.
Empalmamos también el tercero (Vº) con el cuarto largo (6b – V+/A0), el más duro en grado de la vía debido al desplome con canto.
Empezando el tercer largo:
Finalizando el desplome del cuarto largo:
Al finalizarlo es cuando soy consciente de que la dificultad mayor esta mañana antes de empezar, estaba ahí abajo en el suelo, en mi cabeza.
Se van sucediendo los largos. !!!Qué bueno el quinto¡¡¡ Una travesía ascendente a derechas cinco estrellas.
Quinto largo, de lo mejorcito de la vía:





Antes de llegar a los largos de la chimenea, un largo con una travesía horizontal con mucho patio y antes de la siguiente reunión, un desplome un poco cabrón…pero da igual, esto marcha.
Estético sexto largo:
Fotos de Pep y Pilar de este largo realizadas desde El Puro:


De la sensación de vacío de los largos anteriores protegidos por parabolts en su mayoría, pasamos a los largos de chimenea con protección por medio puentes de roca, en ocasiones muy distantes. Hay que ir templado porque aquí el primero se juega el tipo ante una caída.
Salir hacia fuera –oscuridad-” dice Luichy en su croquis de esta vía para el noveno largo. A medida que recupero cuerda a Laura desde la R8, empiezo a entender a qué se refiere.
Hay que pasar entre dos piedras empotradas. El seguro está ahí arriba bien alto. La chimenea por encima de la reunión en la que nos encontramos es tan ancha que tenemos que salirnos de nuevo “hacia fuera” para continuar escalando ya en vertical.
Vaya vía más variada, efectivamente tiene de todo lo que uno puede escalar en Riglos.
Laura en el noveno largo, a la altura de las dos piedras empotradas:
Últimos metros antes de la R9:
Con cuidado llego al primer puente de roca, luego toca hacer un poco de contorsionismo para meterse entre las dos piedras y desde aquí, a seguir en “X” por la chimenea hasta la penúltima reunión. Vaya largo.
Cuando salimos de la oscuridad tras escalar estos cuatro últimos largos por chimenea que se hace algo monótonos, nos damos cuenta que la tarde está acabando y el último largo que da acceso a la brecha entre las puntas Mallafré y No Importa lo hacemos con las últimas luces. 
Finalizando el décimo largo:
Son ya las 20:15 horas, más o menos la hora que había calculado terminaríamos la vía.
A sabiendas de que nos va a tocar bajar de noche, sacamos los frontales,  volvemos a leer la reseña de los rápeles etc.,  y antes de comenzar el descenso, echamos una mirada al oeste para ver las imágenes que nos deja el ocaso de hoy tras escalar esta vía. Vaya momentazo ver los Mallos de Agüero y Peña Rueba con el cielo teñido del rojo atardecer…
Encontramos bien las instalaciones y bajamos sin problemas al collado, es bastante evidente. Desde éste continuamos la bajada.

A mediodía nos hemos encontrado con Pilar y Pep. Ellos querían hacer esta vía o El Puro. Al no haberlos visto en la nuestra, imaginamos que finalmente optaron por El Puro como finalmente hicieron. Les comentamos que nosotros nos bajamos entre otras cosas por el calor, y que El Puro era mejor opción por estar en sombra aún al medio día.
Le comento a Laura  que al no coincidir a última hora de la tarde con ellos en el bar como habíamos quedado, éstos hayan imaginado que regresamos de nuevo a la "Galletas", y al ser tan tarde posiblemente estén preocupados por nosotros.
Estamos bajando la pedrera cuando oímos unas voces. Prestando algo más de atención oigo un lejano “……¡¡¡ Diegoooooo !!!....”,  proveniente de la parte baja del Circo de Verano, donde vemos un par de luces. Contesto y confirmamos que son ellos. Pilar y Pep han venido a nuestro encuentro por si había pasado algo o teníamos algún problema en el descenso. Qué bueno sentirse arropado por personas así.
Nos juntamos abajo los cuatro y emprendemos camino de regreso al pueblo. 

Atrás un nuevo vistazo al Firé, el mallo que esta mañana nos ha hecho retirarnos y que esta tarde, nos ha brindado una escalada y momentos inolvidables...
* * * ¡¡¡ BUENAS ESCALADAS !!! * * *


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