Fin de semana del 25 y 26 de Mayo.
Carretera y manta para regresar de nuevo a un sitio conocido que tanto nos gusta. Y es que es ya la tercera vez que venimos a esta escuela en dos meses.
El entorno tranquilo, la calidad y los diferentes tipos de vías son motivo suficiente para ello, por no hablar de esas vías que ojeas antes de abandonar la zona y que te dices “…esta para el próximo día…”. Pues no acabamos con unas que ya tenemos otras en mente para la siguiente visita…
En el “Diedro de la fruta”:
Antes de que empiece a apretar el calor hay que aprovechar y exprimir la zona todo lo que podamos, a pesar de que ya se empiezan a notar las altas temperaturas en las horas centrales del día.
El sábado amanece un día bastante caluroso como para escalar en estas caras sur. Madrugamos poco y eso tampoco ayuda mucho, por lo que decidimos por la mañana darnos un buen pirulo por la zona.
A media tarde que ya tenemos sombra en la pared, realizamos unas vías deportivas en una placa triangular que está a la derecha del sector conocido como “Cara sonriente”.
Los primeros largos de esta placa van desde unos 10 metros la más corta y grado duro hasta 35 metros y grado medio, transcurriendo normalmente por placa mantenida hasta la reu. Calentamos en alguna de la derecha que ya conocemos y hacemos alguna otra más dura de la zona central.
El día siguiente vamos a la Lancha del Ciervo. Allí nos encontramos con Ana y Santi, y tras conversar sobre las vías del sector nos metemos en el “Diedro de la fruta”, al que ya habíamos echado el ojo en anteriores visitas.
El “Diedro de la fruta”:
Ana y Santi tiran a la parte central del sector, al que luego tenemos pensado ir también.
Diedro clásico de unos treinta metros para el que hacen falta un juego de friends hasta el nº 4 de camalot, siendo útil pero no imprescindible el nº 5. Nosotros repetimos el nº 2 y el 0’75 y los metimos también.
En lo alto del gendarme hay una reunión desde la que se puede rapelar.
La primera mitad la fisura es más estrecha, para una vez superamos un bloque donde acaba la misma, empezar un tramo en chimenea. La chimenea se va estrechando hasta convertirse en un offwidht, que desde abajo es poco atractivo y nos genera dudas sobre su aseguramiento antes de empezar.
Luego comprobamos que en bavaresa se hace bastante bien y que la artillería del 4 y del 5 de camalot que hemos subido entra a cañón.
Aquí en el gendarme el viento nos pega de lo lindo. El cambio de la méteo se está haciendo patente y sopla con fuerza.
Si empezamos el segundo largo en recto veremos que el primer químico está como a 6 ó 7 metros. Para evitarlo puesto que caerse sería hacerlo encima del compi o sobre el gendarme en el que estamos, salimos hacia la derecha en busca los químicos de la vía “La noche de los 1001 polvos”, que está “algo” más cerca.
También la caída puede ser comprometida, pues como si lo haces antes de chapar te pegas con el diedro por el que acabas de subir…pero al menos no le caes a tu asegurador encima :/
Desde este primer seguro, seguimos recto hasta ponernos en la vertical de la reunión y seguir por la línea de químicos de nuestra vía.
Observando el "panorama" una vez superada la pancita:
Pasos con algún que otro suspiro. Primero una pancita(foto de arriba) y después unos alejes que a veces quitan el hipo en la segunda mitad del largo, pero por terreno más sencillo.
Laura en la R1 en lo alto del gendarme:
Nosotros no pudimos finalizar la vía porque el viento del oeste nos daba de lleno en esta parte de la pared, hasta el punto de desestabilizarnos.
Rapelamos y nos movemos más la derecha, donde están Ana y Santi.
Parece que el viento por aquí no da tanto, pero solo es una suposición, porque a medida que pasan los minutos más de lo mismo.
Por ello nos metemos en otro diedro clásico de unos quince metros, con descuelgue equipado. Al menos está resguardado del viento.
Diedro de dedos que me recuerda a la vía "Quinto Menguante" de la Cueva de la Mora (Pedriza), solo que este va hacía la izquierda...
Accedemos a él tras una trepada fácil. Luego a disfrutar protegiendo con cacharros pequeños. Hay un clavo universal antes de llegar a la reunión.
Este fin de semana como otrosmuchos, escalar ha sido una excusa más para salir al monte.
Laura no lo puede explicar mejor con estas palabras: “…Puedo hablar de la melodía del viento en los pinares, del sonido del arroyo al atardecer, del cuco cantando a primera hora de la mañana, o del sonido de la tierra cuando andando nos acercamos a nuestra meta. Del tacto de la roca, de la cuerda, del sonido del metal contra metal cuando lo cuelgas del arnés. De la vida colgando de tus dedos y de la cuerda que sujeta quien esta al otro lado. De la alegría cuando consigues tu meta o de la frustración cuando tienes que renunciar por llamémoslo “X”. Sea lo que sea, disfruta del momento y disfruta del abrazo, ya sea en una furgoneta enmedio de ninguna parte, en la playa, en casa; un abrazo sexual, de amistad, filial... Un abrazo de amor en cualquier caso. Disfruta porque eso es lo que recordarás en el último momento. Y sé feliz. Y ríe. Sobre todo, RIE… :) "