Jueves 6 de Febrero de 2014.Vaya mole el Puig Campana. Desde lejos promete, pero es una vez que te acercas a él, cuando realmente eres consciente de las dimensiones que tiene.
Partimos de nuestro campo base en “Benirockrm” con idea de hacer una de las clásicas de la pared.
Entre sol y sombra se distingue el marcado Espolón Central:
Este post es algo “diferente” a nuestro estilo. Queremos por una vez, plasmar lo que a uno se le pasa por la cabeza en ciertos momentos de la escalada, especialmente cuando hay dudas en el recorrido y encontramos problemas a nuestro paso.
Puede que te guste, te aburra o simplemente lo critiques positiva o negativamente con los colegas mientras te bebes unas birras con ellos. Si es así y te echas unas risas gracias a nosotros, nos alegraremos y mucho.
¿Quién no ha tenido un embarque? ¿Quién no ha vivido momentos de incertidumbre en una actividad en montaña? Si has sido capaz de resolver sobre la marcha, es que estaba dentro de tus posibilidades, si no lo mejor es no tentar a la suerte la próxima vez.
Luego queda el recapacitar y el ver cómo actuar en sucesivas salidas, para evitar hacer o no hacer determinadas cosas.
Nosotros lo tenemos claro y cada día aprendemos algo de este deporte que tanto nos gusta.
Hoy no es que sea el día perfecto, pero se nos acaban los días y queremos al menos acercarnos y estudiar qué vía podemos hacer de las que traemos en mente. Varios días de mucho viento y temperaturas bajas, nos han hecho movernos a otras zonas y que retrasemos esta escalada en el Puig Campana. El plan original es ir a la cara oeste para hacer el “Espolón Finestrat”. Cometemos el error de aparcar en la Font del Molí. Y digo el error porque es el sitio correcto para acometer la escalada del Espolón Central. Para ir al Espolón Finestrat y vías aledañas, se ha de aparcar más adelante a un lateral de la carretera. Si no lo haces así pues toca como fue nuestro caso, subir hasta casi la pared sur para luego, rodeando la pared por alguna de las sendas, llegar a la cara oeste. La bajada ya veríamos por donde… Esto ya supone una pérdida de tiempo para nosotros, pues de 45 minutos que podríamos haber tardado se nos va casi una hora y media por la “tournée” que hacemos. Llegamos a la cara Oeste, aún en sombra. El viento sopla bastante en esta vertiente y buscamos algo más resguardado que al menos nos deje escalar a gusto y disfrutando la mayor parte de la vía, pues al fin y al cabo es de lo que se trata, ¡¡ de disfrutar !!. Lo más cercano es la Arista Aristóteles a la Aguja Encantada. Los primeros largos son muy fáciles y evidentes. La vía empieza en una marca de pintura con la palabra “Arest”:
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La marca anterior se puede ver en la foto siguiente a la derecha de las cuerdas, justo encima del logo:
El segundo tiene un paso algo más difícil en la entrada. Hay que superar una corta fisura algo desplomada de esas que hasta te hace pensar que hasta escalas bien, peroooooo… ¿esto es IVº?
La R2 no tiene precio:
El tercero sale a la derecha de la R2 por terreno muy sencillo, donde lo difícil es saber cuándo hay que subir en vertical. Aquí ya se hace necesario leer bien el terreno:
El cuarto largo comienza primero por una bavaresa ancha y continua por una placa tumbada que nos deja en gran jardín por el que se va ya andando.
Mientras estoy recuperando cuerda a Laura, me da por pensar que teníamos que habernos metido en el Espolón Finestrat. Posiblemente hubiéramos pasado algo de frío a primera hora, pero ya de entrada la vía es mucho más de escalar que la que estamos haciendo, en la que al menos de momento tan solo encontramos pasos sueltos y el resto trepada muy fácil (no sabíamos lo que nos depararía el día…)
Estudio el siguiente largo, no tengo nada claro por dónde va. “En largo este parece que ya hay que escalar y todo”, digo para mis adentros. ”…Va, cuando llegue Laura a esta reunión me separo de la pared y miro bien, total, vamos rápido y bajo pronósticos de hora...”
Allí los dos intentamos averiguar por dónde se desarrollan los siguientes metros, pero no lo vemos nada claro. Echo un último vistazo lo más retirado de la pared que me es posible para tener más visibilidad, croquis en mano. Sigo sin diferenciarlo de forma clara.
Me parece localizar una fisura adiedrada a la derecha que se parece a la de nuestro croquis, pero el terreno por arriba se antoja bastante vertical y, tan solo unas fisuras desplomadas, flanquean una barrera de pequeños techos por ambos lados. A simple vista no parece que la dificultad del croquis (IVº) sea la del largo que tenemos por arriba.
“…bueno, voy para arriba y ya veré por dónde salgo…” Le digo a Laura algo confuso.
Tras unos metros en placa, llego a un cable de acero en un puente de roca. Sigo oteando y me da la sensación de que me estoy metiendo en terreno de once varas…
“ ¡¡¡..Sigo… !!!”, le digo a Laura.
Unos metros más arriba, el terreno ya no es tan tumbado como en los primeros largos, ahora sí tengo la sensación de ir escalando. ¿No es lo que querías? Sigo escalando…
Llego a un clavo oxidado con armella cerrada. “…Uff, esto fijo que lo han puesto para descolgarse de aquí…” Pienso.
Estoy bajo una fisura/offwidth bastante desplomada que forma un bloque anaranjado a su derecha (pinta infernal superior).
Disfrutando todo lo que uno puede disfrutar dadas las circunstancias, me desplazo en travesía a la izquierda en adherencia por una repisita, pero finalizado ésta no se puede continuar pues la pared forma un cortado. “…Por aquí no...” le digo a la compañera con cierta ronquera de acojone.
Deshago la travesía y vuelvo a estar bajo la fisura desplomada.
Evalúo si quizá por ella podría subir. Durante un momento creo que sí seré capaz si voy empotrando el codo y el brazo, pero el friend más ancho que tengo es el nº 3 y en esa fisura fácil entraría el 4 y el 5…Además, desde aquí abajo no veo cómo es la salida tras el fin de la fisura y el seguro anterior que he chapado es el clavo oxidado. Una caída desde ahí y…
Miro bien y puedo colocar un friend mediano algo más abajo del clavo para reforzar, pero aún así no termino de decidirme a ir en recto para arriba.
“…Vamos a ver cómo pinta por la derecha…se acaban las opciones...”
Mientras me estoy moviendo hacia un lado y otro, Laura permanece en silencio y muy atenta, va dándome y recogiendo cuerda en función de mi movimiento por la pared.
“…Por aquí tiene mejor pinta…aunque promete...”. Para pasarme a la derecha tengo que dar unos pasos muy largos, buscando manos a la vuelta de un corto espolón que forma un bloque en estado precario. ¡¡¡ Dónde está mi granito !!!
Lejos, abajo y a la izquierda queda el clavo y el friend, pasado cada uno por cada cuerda. “…menuda corriente de aire…si me caigo al menos uno de los dos aguantará…pero no me voy a caer…”
Como el que no quiere la cosa, empieza a sonar en mi cabeza “Paranoid”, canción de “Black Sabbath”. “…Joder, no tengo bastante que ahora a tararear la canción…”.
Para mí es una de las canciones que más me gustan, que asocio a cuando entreno y ahora ahí está para que salga a por todas.
“…Voy Laura !!! Estáte al loro…” Le digo.
Descubro una pequeña fisura que me permite asegurar decentemente aquí arriba antes de seguir. Flanqueo el espolón en travesía ascendente hacia la derecha, buscando algún agarre para manos al otro lado. De pies hay poco pero suficiente.
Con calma y concentrado va saliendo hasta que llego al otro lado del pequeño espolón.
Aquí dejo otro cacharro que además de mejorar la protección, le puede servir a Laura por si tiene que acerar y para que en caso de caída antes de llegar a él, no tenga mucho péndulo.
Aquí ya no hay vuelta atrás. Lo que viene no es muy halagüeño. “…¡¡¡ Su puXX madre !!!, ¿esto no acaba?...” Ciertamente por aquí no va nuestra vía.
Ahora toca afrontar una placa “a pelo”. No se puede meter nada. Las ñapitas parecen netas y la roca bastante adherente. “…Venga parriba(aún con “Paranoid “ en la cabeza), simplemente escalando y disfrutando…” Me digo.
Así unos pocos de metros ya por terreno más escalonado que va perdiendo la verticalidad, me voy acercando a una brecha a pie del Espolón Aristóteles. Ahora la lucha es con el roce de la cuerda, pero no me importa.
En la brecha, veo en la pared de la derecha según subo un espit con un trozo de cinta aislante roja encima y en la pared de la izquierda, un cordino blanco en un puente de roca.
Como el sitio es bastante incómodo, tras chapar el espit, paso a través de la brecha y bajo a la vertiente oeste, donde hay una reunión equipada en una cómoda terraza. Esta sería nuestra R5.
Después de montar reunión, caigo en la cuenta que hace rato ha dejado de sonar la canción en mi cabeza. “…Vaya paranoia de largo.... Un trago de agua me sienta de muerte, pues se me ha quedado la boca como el esparto en este útimo largo.
Observando el croquis de nuevo, lo que nos ha pasado es que al llegar a la R4 tenía que haber andado más por el jardín hacia la derecha, no haberme quedado a medio camino, pasando hacia el otro barranco que forma la pared andando.
En la foto siguiente, he marcado en negro por dónde fuimos nosotros, y en amarillo, por donde deberiamos de haber ido:
Este último largo lo hemos enderezado por error y seguramente se trate de alguna variante ya abierta de un grado que quizá no pase del V+/6A, pero expuesto en muchos de sus pasos.
El sitio es espectacular. Por encima nuestro quedan dos largazos de caliza excepcional por encima del espolón.
El aéreo séptimo y último largo se lo da Laura:
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La reunión la monta una vez pasada la cumbre de la
Aguja Encantada, en la caída hacia la brecha.
Ya que estamos aquí, pensamos en si seguir otros tres largos más por la cresta Pepsi, pero por lo que había leído días atrás no era muy evidente localizar los rápeles al finalizar la misma, además de tener una gran posibilidad de enganche de cuerdas y caída de piedras debido a la canal por donde se desarrollan. Por otro lado, nos quedaba la bajada al parking la cual queríamos hacer de día y, a pesar de que vimos una pista que subía más directa a la cara oeste donde teníamos nuestras cosas, no sabíamos si podríamos atajar desde pie de vía o tendríamos que volver dando todo el vueltón de esta mañana.
La cresta Pepsi:
Decidimos con buen criterio bajarnos desde aquí y no seguir.
Primer rapel (8 ó 10 metros) poniendo la atención a ese tornillo con chapa oxidada del cual cuelga un tornillo con maillón.
A pesar de existir un parabolt con argolla da cierto yuyu colgarse de aquí con el patio que hay por debajo.
Preparado el primer rápel:
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Llegamos a una brecha donde está el siguiente rápel (2 parabolts sicados).
En nuestra reseña indica que se puede hacer un rapel largo con cuerda doble de 60 metros, aunque existe la posibilidad de realizar otro rápel desde una instalación intermedia para cuerdas simples.
Esta instalación intermedia creo recordar que cuenta con 2 ó 3 clavos con cordinos blancos anudados…poco atractiva para la vista la verdad ¡¡¡ Menos mal que vamos con cuerda doble !!!
Según bajo voy mirando si hay alguna piedra susceptible de caer y de por donde llevar las cuerdas para al tirar, haya el menor riesgo de enganche posible. Se lo voy diciendo a Laura también a medida que baja.
Cierta paz interior se apodera de uno cuando ve que todos los miembros de la cordada ya han puesto los pies en el suelo, pero aún queda…
Empiezo a tirar de la cuerda azul lo más retirado de la pared que puedo. Le digo a Laura que se pegue bien por si cae alguna piedra.
Al poco vemos como aparece el nudo de unión de ambas cuerdas, buena noticia porque al menos el nudo ya no se va a enganchar.
Sigue bajando la cuerda roja, ya va pesando menos porque el otro extremo está llegando a la reunión. Cuando apenas pesa, un último tirón y a rezar…
Vemos el otro cabo pero parte de la cuerda ha quedado arriba. Continúo tirando y antes de forzar, zigzagueo la cuerda para que la parte que no queda visible salga mejor, pero algo pasa.
Sigo tirando. Cada vez cuesta más hasta el punto que no baja. Varios intentos infructuosos sin resultado. “…Cago en la puXX, ¡¡¡ se nos ha enganchado !!!…”.
Arriba a unos 20 metros cuelga nuestra cuerda roja :(
Son las 17:00 de la tarde y no hay mucho que pensar. Quitamos el nudo de unión de las cuerdas y me encordo con esos cabos.
De forma directa no puedo subir porque en los últimos metros de rápel se trata de un voladizo. A la derecha tengo un canalizo de vegetación muy inclinado que se deshace a medida que subo, lo que me hace desistir y pensar en otra posibilidad.
No queda otra que subirme por una especie de espolón vertical de nuestra derecha. Está formado por una caliza arenosa y rota, pero no hay otra posibilidad.
Me subo algunos cacharros por si acaso y los gatos colgando del arnés.
Con tiento voy subiendo despacio. Un paso como a unos diez o doce metros del suelo me obliga a pararme para pensar cómo hacerlo. Si meto algo por aquí no creo que sirva para nada dado lo roto que está todo, y tendría que bajar a recuperarlo. “...venga…un paso más y utilizo la técnica de arrastra-fiend…” Me digo. Laura no dice ni pio.
Me dispongo a dar ese paso más tras el cual existen mejores fisuras y presas, cuando al traccionar noto como sale de la pared un bloque del tamaño de un microondas sobre el que he apoyado la mano izquierda a la altura de mi cabeza.
Un instante en el que soy consciente de emitir un quejido, viendo como el bloque sale cada vez más y pierdo ligeramente el equilibrio hacia atrás.
Afortunadamente y por un reflejo instintivo, dejo de cargar peso en el bloque, para rectificar y devolverlo a su posición de apoyo inicial a la vez que me equilibro con la otra mano.
Me lleva unos instantes serenarme. Me muevo después más a la derecha donde parece más compacta la roca.
Ya más tranquilo, puedo ir metiendo el friend del 3 para darme algunos pasos, cambiándolo a una posición más arriba a medida que avanzo. Las fisuras donde lo meto son a cañón.
Llego arriba a la derecha a una especia de colladito y veo que la cuerda enganchada queda justo a mi altura a la izquierda.
Toca evaluar por donde seguir para llegar a ella. “…Va a ser más difícil recuperar la cuerda que la escalada de hoy…”
Una opción es subir escalando unos 25 metros en diagonal a izquierdas hasta la reunión intermedia de clavos que hemos visto al rapelar. Una vez en ella, tirar la cuerda azul y rapelar hasta el enganchón, liberar la cuerda y soltar la otra del rápel.
Como ya no me fío y podemos entrar en un “bucle” de enganchones de cuerda visto lo visto hoy, estudio otra opción.
Se trata de salir en travesía a la izquierda de forma directa hacia la cuerda. Hay algún paso en placa de fe hasta llegar a una vira que tiene grandes bloques apoyados pero que permiten cierta protección y buen canto. De esta forma llegaría a la cuerda, la tiraría hacia abajo y el material empleado para proteger hasta llegar a ella, podría recuperarlo al deshacer de nuevo el recorrido hasta el punto de partida desde el que he empezado.
Se lo digo a Laura y me comenta que apenas queda cuerda roja, la enganchada. Me desencordo de ésta y se la tiro a ella.
Nada como aprovechar el momento de ponerse los pies de gato para concentrarse, hablar con uno mismo y ver las cosas más claramente: “…vamos, últimos metros y para abajo…”.
Dejo el collado en dirección a la vira de bloques.
Primeros pasos un tanto precarios en terreno vertical hasta alcanzar alguna fisura lateral y proteger. Más metros a la izquierda “…joder, hasta lo estoy disfrutando…”.
Ya más cerca de la cuerda voy casi andando y me pongo en la vertical de Laura.
La cuerda roja se ha enganchado en un arbolito roto de unos 30 cmts de alto. Una pena no tener aquí algo para terminar de cortarlo y evitar futuros enganchones.
Ahora deshago el recorrido, quitando los tres friends que he puesto hasta aquí. Llego de nuevo al colladito y….uff, suspiro.
Un subidón primero y bajón después por la adrenalina de estos últimos minutos.
Hablo con Laura, ya que yo tendré que bajar por el Barranco del Infierno (se llama así, no es coña). Ella baja por la empinada senda de tierra que parte desde el rápel, realizando algún que otro destrepe.
Más abajo nos encontramos y tan solo una mirada cómplice con una sonrisa, basta para saber que todas las travas encontradas hoy las hemos resuelto como mejor hemos podido.
Llegamos a pie de via donde tenemos algunas cosas. Tomamos la senda por donde teníamos que haber subido y que nos deja tras una bajada por zetas, en el PR.
En una hora llegamos ya de noche al parking.
Vaya jornada la de hoy...